Archivo Miguel Serrano

El señor Tompkins además miente

Carta al director

El autor publica este texto haciendo uso de su derecho a réplica.

La Tercera (7-3-97).

 

En una edición de La Tercera, que apareció en Puerto Montt e Iquique el 26 de febrero pasado, se publicó una crónica sobre nacionalistas que atacaban a Tompkins, informándose que yo los dirigía y que se me había visto en la zona de Vodudahue. En la edición de La Tercera del 4 de marzo, ahora de Santiago, esto se vuelve a repetir, esta vez dicho directamente por el señor Tompkins. Todo esto es una burda mentira.

Primero, ni siquiera sé dónde está Vodudahue. Segundo, hace más de quince años que no visito la Patagonia, desde que mi proyecto de colonización del Melimoyu me fuera impedido por gente que no es el caso entrar a mencionar aquí. Tercero, considero absolutamente ineficaz combatir la «compra de Chile» por el señor Tompkins por medio de panfletos, escritos en los muros, etc., sobre todo considerando que ese extranjero aparece avalado por el Gobierno estadounidense y por el sistema de «gobierno-mall» que se ha establecido en Chile, donde todo se compra y donde se venden a un extranjero, con pasaporte de turista, cientos de miles de hectáreas en zonas estratégicas y limítrofes, regiones riquísimas en minerales, reservas hidroeléctricas y forestales que este ya habría comenzado a poblar con otros extranjeros de nacionalidad desconocida. (En declaraciones recientes, el general Pinochet ha dicho enfáticamente que no se deberían vender más de mil hectáreas a un extranjero).

Si a esto se agrega la pérdida de laguna del Desierto y la posible entrega de los hielos continentales, con la aceptación de la «poligonal», entonces no quedaría más que concluir que todo esto ha sido planeado desde muy arriba y que, por lo mismo, toda acción que no venga también desde arriba será absolutamente ineficaz para terminar con la expropiación y partición criminal de nuestra patria, dándose un golpe definitivo a la «Nación-Estado» para imponer la concepción del «gobierno-mall» y de la «aldea global» terrestre con que sueñan los empresarios del supercapitalismo, de la economía social de mercado y del consumismo.

Por haber sido mencionado con falsedades y mentiras en su diario, me hago un deber remitirle esta carta para su publicación.

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