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La Antártica, su realidad y su porvenir

Efemérides

Entrevista realizada durante la segunda expedición chilena.

Con lo expuesto, el antiguo concepto que relegaba a Chile a la condición de rincón del mundo, cambia fundamentalmente; en forma súbita, pasamos a ser partícipes de rol destacado en la vida del Pacífico.

Además, ello quiere decir que el estrecho de Drake, formado por las tierras magallánicas y las de O’Higgins, es un centro vital de orden mundial y constituye un punto neurálgico de la vida y de la economía de América.

Chile (que posee raza, cultura, posición y los elementos materiales para desarrollar una gran economía y para aspirar a un lugar en el concierto de las grandes naciones) no puede subestimar la importancia del ejercicio de la soberanía en sus tierras del sur, en beneficio propio, del continente americano y del mundo civilizado.

En lo que respecta a la proyección económica de la Antártica, yo carezco de la autoridad suficiente para sentar un juicio. Por informaciones y estimaciones, se piensa que estas tierras guardan enormes riquezas minerales y orgánicas; parece algo muy cierto que en otras épocas la Antártica gozó de un clima tropical y que, consecuentemente, su suelo encierra una gama completa de grandes fósiles vegetales y animales, lo que de hecho hace pensar en la riqueza carbonera y de esquistos bituminosos, como en la existencia de petróleo natural. Además, siendo un hecho que los Antartandes tienen la misma constitución geológica de los Andes, es de esperar la variedad completa de metales y minerales del norte. Hombres de ciencia han evidenciado la existencia de alrededor de ciento cincuenta distintos minerales, entre ellos pechblenda, uranio, cobre y otros.

Los hielos día a día se retiran y el clima se va modificando. Al respecto, es interesante conocer la teoría de Wegener, referida a la migración de los polos, y la constatación de oasis de calor, lo que asigna a la Antártida posibilidades para la vida animal y vegetal.

Debido a la carencia de sedimentación orgánica, el suelo no presenta tierras de cultivo; la vida animal va lentamente supliendo la ausencia de la flora terrestre en la formación del suelo aprovechable.

La flora marina y particularmente la fauna son ricas y susceptibles de explotación en gran escala. Sin ir más lejos, la industria ballenera es una riqueza nacional injustamente desperdiciada por nosotros. La ballena azul se encuentra en grandes cardúmenes y constituye la mejor especie industrial.

Desde el punto de vista estratégico, ante la situación política mundial que vivimos, el Drake cobra un valor continental enorme que hace mirar hacia los bastiones que lo forman, cuales son las tierras de Magallanes y las de O’Higgins.

Chile tiene la obligación de preocuparse de la Antártida, tanto desde su punto de vista utilitario, como por el interés continental.

―¿Qué vida hará usted durante el año? ¿Cómo afrontará el problema de la convivencia humana, ante un reducido número de personas, siempre las mismas?

―Para nosotros la vida será absolutamente normal. Nos procuraremos bastante trabajo para no dar cabida a la psicosis de soledad y pondremos voluntad e interés en hacernos mutuamente amable la estada en los hielos.

Como soldados, estamos acostumbrados al sacrificio y no es proeza ninguna de nuestra parte el que nos sobrepongamos a los elementos y a los acontecimientos.

Personalmente, tendré la misión de velar por el bienestar de la gente a mi cargo y trataré de cumplir la misión ejerciendo un mando firme y humano.

La soledad y la carencia de distracciones nos hará añorar un tanto el norte; pero el tiempo corre rápido y el trabajo nos procurará entretenciones. La disciplina consciente que practicamos en el Ejército no dará margen a roces ni fricciones: sabemos mandar, obedecer y respetar. Eso no es problema.

Además, para casos de neurosis contamos con la instrucción y los elementos de curación y prevención. Habiéndonos preparado el ánimo para la mutua comprensión y tolerancia, creo que un año de ascetismo nos servirá para filosofar, autocriticarnos y alcanzar paz y orden para nuestros espíritus.

―¿Qué trabajos ejecutará durante el año? ¿Hará exploraciones y experiencias de tracción con perros?

―Tenemos un plan de exploraciones. Haremos cuanto podamos sin exponernos torpemente. Contamos con perros, los que, aparte de la ayuda material de la tracción de trineos, serán nuestros amigos. Actualmente son un tanto huraños y agresivos; pero ya el trabajo y el cariño los hará ceder.

La preocupación constante de observar los instrumentos meteorológicos, de día y de noche, la búsqueda de muestras con fines científicos y los quehaceres domésticos nos darán un fuerte trabajo material; además, cada uno de nosotros cuenta con un plan cultural.

Por mi parte, traje una buena biblioteca, tanto de textos didácticos profesionales como de cultura general. A la música y la cultura musical he dado gran importancia. Si realizo mis proyectos, este será un año de positivo provecho en mi vida.

―¿Cree que este paisaje de hielos y la meditación de un año de soledad será algo fundamental en su vida?

―Creo que es la gran oportunidad de dar una mirada hacia nuestro interior, filosofando serenamente, sin prejuicios ni premura.

Pienso que todo hombre necesita un reajuste de su espíritu y que un período de soledad es una buena ocasión para conocerse a sí mismo.

Me imagino que cada individuo es constructor de su propio destino; a veces, claro está, la vida lo desorienta con sus malas jugadas, que pueden dañar la fe. Sin embargo, soy optimista y creo que todo sucede para bien y que toda fatalidad se puede superar.

―¿Qué proyectos tiene para el futuro?

―Perfeccionarme profesionalmente. Íntimamente creo que esta pregunta la podré contestar mejor a fines de año.

―¿Tiene algo que agregar al margen de este cuestionario?

―Sí. Quiero dejar constancia de mi admiración para con el gestor e impulsor de esta obra de soberanía, el señor general don Ramón Cañas Montalva, comandante en jefe del Ejército, quien, con su alta comprensión y visionario empeño, se ha preocupado desde hace muchos años del problema
chileno antártico.

Simultáneamente, quiero hacer un respetuoso recuerdo de mi profesor de Geografía Militar en la Academia de Guerra, el señor coronel don Romeo Barrientos Rozas, quien supo vaciar en mí el cariño y el interés por los problemas de la geografía física y humana.

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