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Respuesta al embajador de los judíos en Chile

Carta al director

Incluida en el volumen seis de la colección «Miguel Serrano, el escritor».

Publicada en El Sur el 18 de mayo de 2002.

 

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Con verdadero estupor leí las declaraciones del Embajador de Israel, Josef Regev, edición de El Sur del viernes 10 de mayo, el que se permitió atacarme usando términos peyorativos como «locura», «estupidez», etc.

Llaman la atención las afirmaciones del embajador, porque, aunque ya estamos acostumbrados a las mentiras que ellos repiten a diario, esta vez se pasaron de la raya al negar la horrenda masacre y destrucción de los palestinos y sus ciudades, haciendo aparecer los crímenes de Sharón como actos de paz y de bondad sublime. El embajador está convencido de que todos los chilenos somos tontos y que puede hacernos tragar estas enormes ruedas de carreta.

En lo que a mí se refiere, negando que los judíos se interesen en quedarse con el sur de Chile y Argentina, con la Patagonia, no es esta una afirmación gratuita, ni siquiera mía. Lo dijo Theodor Herzl, fundador del Estado judío, en su libro de 1895 Der Judenstaat (el Estado judío), publicado luego en español, en Jerusalén, con fecha 1976. Herzl escribió: «En cincuenta años más tendremos un Estado judío en Palestina, pero este no será definitivo, porque la Patagonia argentina está infrapoblada, tiene riquezas incalculables y un clima apropiado». ¿Y qué pasa hoy en Argentina, cuando el país en quiebra económica solo podrá pagar su deuda externa con territorio? ¿Acaso Benetton, poseedor de grandes territorios en la Patagonia argentina, y Soros no son judíos? ¿Y en el lado chileno, donde los judíos se pasean como Pedro por su casa por nuestra Patagonia, y Tompkins nos tiene ya cortado el país en dos, y otro judío está pretendiendo que se le den miles de hectáreas, no es acaso una prueba efectiva de lo que el representante de los judíos en Chile pretende negar? Sí, estas no son estupideces ni locuras. Son la verdad. En cuanto al resto de sus declaraciones, habría que dejar que otros judíos sean los que le respondan. En el número 74 de The Clinic, el señor Israel Shamir acusa a sus compatriotas de crímenes horrendos, hoy dirigidos y ordenados por Sharón. Y en cuanto al famoso holocausto (fuente de negocios y justificación de crímenes), es otro judío, David Cole, quien niega en un video (fácil de conseguir en Chile) que este haya existido, después de hacer una investigación científica en Auschwitz.

Es únicamente el poder económico enorme de los judíos y el control total de la publicidad mundial lo que impide, por temor a represalias, que se dé a conocer la verdad y se actúe para detener los crímenes y el terrorismo de los servicios de inteligencia, del Ejército y del Estado de Israel. Y es tal su insolencia y su odio vesánico por la civilización cristiana occidental que se han permitido el acto simbólico de atacar el centro mismo de la tradición católica: la iglesia de la Natividad, en Belén, donde se sostiene nació Jesús.

Lamento que se me haya mencionado y atacado, lo que me obliga a hacer valer mi derecho a réplica en este mismo diario.

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